La historia de Eric sobre su pérdida de peso

Eric W ImageEric W. siempre fue activo mientras crecía.  Nacido en Tucson, Eric estuvo en los equipos de fútbol americano y lucha libre en la Sahauro High School durante su primer año  y continuó siendo futbolista luego de trasladarse a la Sabino High School, en su tercer año.  Después de la graduación, sus actividades diarias cambiaron.  No era tan activo como antes, ya no practicaba deportes y su peso corporal comenzó a subir. Lo consideró como algo que le sucede a todo el mundo y probó varias dietas, suplementos de pérdida de peso y ejercicio para contrarrestarlo. Estos métodos funcionaron por poco tiempo y lamentablemente, continuó aumentando de peso. 

Su sobrina lo apodó “couch potato”, mientras que otros le dijeron que los mejores años de su vida ya habían quedado atrás. Eric también comenzó a experimentar problemas de salud como hipertensión, dolor en los pies y apnea del sueño. Hace dos años se le diagnosticó leucemia y tuvo un aneurisma cerebral en 2010. Cuando uno de sus amigos falleció, Eric no pudo asistir al funeral porque no tenía pantalones que le sirvieran.  

Eric decidió que ya era suficiente y que no podía seguir posponiendo un cambio tan necesario. Fue entonces cuando exploró la opción de la pérdida de peso quirúrgica. Con un peso de 376 libras, Eric decidió seguir adelante con una manga gástrica. 

Naturalmente, Eric estaba nervioso por la cirugía.  ¿Tendría éxito?  ¿Sería doloroso?  ¿Sería capaz de adaptarse a los nuevos hábitos diarios después de la cirugía?  Aunque tenía preocupaciones, Eric se dio cuenta de que los beneficios de la cirugía superaban con creces los riesgos y decidió que nada lo detendría. Y así fue. 

La cirugía fue un éxito; mínimamente invasiva, el dolor era tolerable y recibió el alta en un día.  En 3 semanas estaba de vuelta en el trabajo.  Ha pasado casi un año desde que Eric tomó la decisión que le salvó la vida y ahora ha bajado a 191 libras y continúa. 

“Este procedimiento ha cambiado mi vida drásticamente”, dice Eric, “pasé de ser un couch potato, a hacer 600 flexiones en el gimnasio la semana pasada”. La perspectiva de la gente sobre él ha cambiado; lo ven de manera diferente y lo tratan mejor. Ya no está tomando su medicación para la presión arterial, su dolor en el pie ha desaparecido y su apnea del sueño también. Aunque inicialmente fue difícil cambiar su dieta y patrones de alimentación después de su procedimiento, Eric sabe que valió la pena. Sabe que los mejores años de su vida no han quedado atrás. Todavía están por llegar.